Por: Andrés F. Ardila Cortés
19 de Julio de 2019 - 10:56 am
A finales de 2018, el Gobierno llegaba a un acuerdo con los estudiantes para mitigar el déficit económico de la educación superior pública. Después del acuerdo, que fueron paños de agua tibia frente a una crisis histórica, le permitió funcionar el sistema por otro tiempo más. Después, los medios se olvidaron de un tema que es de especial importancia para el desarrollo de una Colombia tan rezagada por la violencia y la corrupción. ¿Cómo va la educación pública superior? Este es un análisis crítico y reflexivo.
En países de América Latina como Ecuador, Argentina y Chile, la educación superior pública es gratuita, lo cual se cumple de una manera justa el objetivo social de un estado. Pero en Colombia, la historia ha sido distinta: muchos aspiran a entrar a una universidad, pero pocos son los que tienen el privilegio.
En la mayoría de casos, es debido al poco poder adquisitivo de financiar costosos semestres en una universidad privada. Inclusive, hay quienes ni siquiera pueden pagar 600 mil pesos, el promedio que cuesta estudiar en una universidad pública en Armenia y Pereira, por ejemplo. Y si no hay para ninguna de las anteriores, quedan privadas de formarse profesionalmente.
Un argumento típico es decir que el SENA; es útil, pero solo forma para el campo laboral, más no para tener una educación integral que esté fundamentada en la crítica y el raciocinio, que permita por medio de un pregrado llegar más lejos en el aspecto profesional y personal.
Los presidentes, senadores y todos los políticos con grandes posiciones dicen la misma frase: “trabajaremos por la equidad, lucharemos por reducir la pobreza, aumentaremos los puestos de trabajo…” son palabras rosas tan lindas, que muchos quedan tan flechados por el discurso, que votan o comentan por las redes sociales lo maravilloso que es Duque, el senador Fulano o Sutano. Pero del dicho a la realidad ¿Es verdad? Lamentablemente no.
Si hacemos un análisis más profundo del sector laboral actual, en los empleos que pagan más de $1’300.000, exigen que tenga una educación superior, como administrador de empresas, contador, economista, según el cargo. Pero como la mayoría de la población no accede a una formación superior, se tiene que conformar con empleos que pagan un mínimo que no alcanza o en el peor de los casos $600.000 que es lo que paga la mayoría de empleadores en ciudades intermedias. Por tanto, esa igualdad que hablan esos honorables representantes de Bogotá es pura mentira.
Hay muchos que, al estar tan limitados financieramente, hacen esfuerzos titánicos para poder proyectarse personalmente. Recurren al ICETEX, que con falso su slogan “invertimos en el talento de los colombianos”, porque no invierten, sino que prestan con unas “bajas tasas de interés” para los estudios ¿Una entidad financiera patrocinada por el mismo estado, para poder acceder a un derecho que debe ser fundamental y gratis para todas las personas sin distinción social?
Allí no acaba las cosas, al final de este artículo hay un video recomendado de Séptimo Día, un documental de periodismo investigativo, en donde hace un análisis sobre los abusos del ICETEX, en que estudiantes que adquieren una deuda inicial, por ejemplo, de 25 millones, después se capitalizan los intereses en el periodo de la carrera, por lo que paga hasta más de doble del dinero que prestaron.
El ICETEX, francamente debería desaparecer, porque esta entidad burocrática realmente fue diseñada para que por medio de recursos públicos -que podría materalizar la educación pública gratuita y masiva-, se beneficie más que todo las universidades privadas y a su vez genere utilidades como si se tratara de un banco privado, ganancias que no se sabe dónde terminan.
El libreto político de Colombia ha sido siempre violencia, odio, muerte, paramilitarismo, falsos positivos. Pero los temas que son sumamente importantes como la educación gratuita, un sistema de salud digno e inclusivo, son precisamente los sectores más abandonados y olvidados. En este país, ocurre una de dos: O te quedas ignorante y pobre a la fuerza, o si padeces de una enfermedad grave, mientras falla la tutela a tu favor, te mueres sin recibir la atención oportuna.
Sí las personas pagan impuestos por comprar un producto, por transacciones bancarias, por un vehículo, una vivienda… para financiar aquel aparato llamado estado, que involucra aquellos políticos déspotas –No hablo de todos, porque algunos son buenos- estamos en el pleno derecho ciudadano de exigir, que la educación pública superior sea un derecho fundamental. Por ejemplo, en Ecuador está estipulado en la misma constitución que la educación debe ser gratis e inclusiva para todos los niveles, desde preescolar hasta la universidad. Todo depende de los mismos estudiantes y otros sectores sociales, exigir lo que nos corresponde como derecho.
Mientras que, en el otro lado del mundo, China construye líneas férreas y transporta mercancías por tren hasta Europa, en Colombia debido a la avaricia y poca cabeza de la élite política, dejaron acabar el sistema de trenes, ni tampoco actualmente les interesa. Sin embargo, alumbraba una luz al final del túnel, cuando el Gobernador de Antioquia Luis Pérez, legalizó en el 2016 con ceremonia, junto a la locomotora antigua que adorna la estación, la constitución de la Sociedad Promotora Ferrocarril de Antioquia. Pero con el desastre de Hidroituango, todo se fue a pique, la prensa no volvió a hablar del tema y ahora, el panorama es incierto. Este es un análisis crítico, acerca de la situación.
Te encanta una persona, no sabes por qué razón cada que la ves, sientes que tu corazón se pone a mil y comienzas en tu mente a recrear unas películas tales, que el cine de Hollywood se queda corto. Por muy lindas y bellas que sean las escenas que proyecta tu mente, qué mejor que dar el salto de la imaginación a la realidad. Es por eso que aquí tienes las tácticas infalibles para seducir y atraer a quien te quita el sueño.